¿No formarse es más barato que formarse?

Actualidad mayo 10, 2017

La rutina diaria, los compromisos y la teórica “falta de tiempo” nos llevan a dejar en último plano algo tan importante como es el reciclaje del conocimiento. La formación puede entenderse como algo de lo que se pueda escapar, esa inversión que realizas en un momento puntual de tu vida, pero que no requiere de más retroalimentación a medida que pasan los años. No obstante, diversos estudios demuestran que este planteamiento es equívoco, siendo la formación la mejor inversión a largo plazo.

La experiencia se presenta como el mayor enemigo de los firmes defensores de la formación. Bien es cierto que el trabajo diario enriquece y ayuda a cumplir las expectativas marcadas, pero más que algo sustitutivo, debería presentarse como un plus complementario. Formarse no solo va a aportar un mayor valor a uno mismo y su trabajo, sino que es clave para el enriquecimiento intelectual y personal.
Cuando adquieres competencias profesionales relevantes que son demandadas por las empresas, además de aumentar tus posibilidades de inserción laboral, también tienes más posibilidades de alcanzar un empleo de calidad. Igualmente, si ya has accedido a un empleo, te conviertes en un profesional más atractivo y competitivo, mejorando las cualidades que tenías hasta ese momento.
Por otro lado, la competitividad de las empresas está muy relacionada con la adecuada formación profesional de los trabajadores. Mantenerse al día nos permite abrir nuevas puertas, descubrir los avances hacia los que podemos desarrollarnos o si queremos orientar nuestra carrera hacia nuevos horizontes.

Diferentes empleados de compañías dedicadas al sector IT aseguran que la formación universitaria únicamente les brinda herramientas para comprender lo básico del sector, pero que la especialización surge por cuenta propia, mediante cursos, formación de postgrado e inversión en formación constante.
Nuevas tecnologías, idiomas, programación, gestión financiera…parece que lo conocemos todo en nuestro campo, pero lejos de esta utopía, a poco que reflexionemos sabemos que podemos mejorar en lo que dominamos para hacer más sólido nuestro conocimiento en aquello que desconocemos o que conocemos superficialmente.
En relación a los freelancer y autónomos les permite abarcar nuevas áreas de negocio, convirtiéndoles en trabajadores más flexibles. Además, invertir en formación disminuye la sensación de estancamiento, incorporando nuevas competencias.
Plantearse la formación como una inversión a futuro no es algo sencillo y menos aún para los que desde hace un tiempo han dejado de hacerlo, ya que la intención, la actitud y el interés es algo complicado de activar y la compensación a corto plazo no es económica, por lo que normalmente no resulta algo prioritario para aquellos que buscan rápidos beneficios.
Con todo esto, solo cabe decir que está en nuestras manos mejorar la calidad de nuestros servicios, ser conscientes de la importancia de la formación continua, por tanto, puede a priori parecer caro, pero con vistas a futuro es la inversión más rentable que podemos hacer por nosotros.
 

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